DISCRIMINACIÓN ÉTNICA Y COLONIALISMO. EL FÚTBOL ECUATOGUINEANO BAJO EL FRANQUISMO (II)

abril 24, 2012

El acceso al poder del ex alcaide de Black Peach, Teodoro Obiang Nguema, certificó el inicio de una nueva era para el fútbol de Guinea Ecuatorial. El final del colonialismo se evidenció en la desarticulación de las anteriores estructuras deportivas impuestas por el franquismo, como la liga indígena. La independencia política del país comportó la unificación del campeonato nacional de liga ecuatoguineano y el fin del apartheid futbolístico.

Manuel Fraga, ministro de Información, y Macías Nguema firmando el Acta de Independencia de Guinea Ecuatorial en 1968

BANEY- REBOLA. UN DERBI DE MÁXIMA RIVALIDAD

Lejos quedan aquellos tiempos en los que todos los pueblos de la isla contaban con su propio campo de fútbol. Municipios como Bososo, Bantabaré, Musola o Luba tenían una cancha donde los jóvenes correteaban detrás de un balón. El fútbol se vivía con pasión, pero en Rebola se había convertido en una verdadera religión.

La década de los sesenta fue testimonio de la rivalidad entre Rebola y Baney, dos localidades situadas al sudeste de Malabo en el extremo norte de la isla que rivalizaban futbolísticamente en el llamado campeonato regional, instituido en 1948 por la Federación Guinea Española de Fútbol, entidad que regía este deporte cuando el país era una colonia española.

Los partidos entre los equipos de ambas ciudades –hasta siete clubes acumularon en diversas categorías– eran vividos por la afición con una pasión extrema sólo comparable con el respeto que profesaban a morimó, el alma de los muertos según la creencia autóctona. Los derbis entre el Real Baney y el Real Rebola poco tenían que envidiar a otros partidos de máxima rivalidad. Desvencijados campos contemplaban las evoluciones de futbolistas como Sokoloté, Silebó, Bosepa o los rebolanos Bita I, Bokoso, Ebulabaté, Millán o el defensa central Buika que militaba en el Real Rebola.

sello de Guinea Ecutorial durante la etapa colonial española

COLONOS Vs INDÍGENAS. EL APARTHEID DEL FÚTBOL ECUATOGUINEANO

El Real Rebola ganó su primer y último título de liga de la recién creada Primera División en 1979, cuando coincidiendo con el golpe de estado de Obiang el balompié ecuatoguineano se unificó en una única competición abandonando el sistema anterior, cuando se jugaban dos campeonatos distintos: una para clubes integrados por colonos europeos y otra donde competían los equipos locales, la llamada liga indígena donde competían conjuntos como el Hércules, Escolar, Español de Santiago de Baney, Isleño, Oriental, San Fernando y el citado Cultural, todos ellos radicados en Santa Isabel, nombre que recibió Malabo durante el periodo colonial.

Sin duda, los años de esplendor del Rebola habían pasado a la historia. Un equipo bajo sospecha y marginado por las autoridades por el simple hecho de ser el club bubi de Bioko. El acoso gubernamental llegó hasta el extremo de encarcelar en 1998 a su entonces entrenador, Ildefonso Montero, el popular Jau, por sus presuntas actividades contra el régimen. Montero fue arrestado junto a diversos militantes del partido Convergencia Para la Democracia Social (CPDS), el principal grupo político opositor liderado por Plácido Micó.

Otro de los clubes insulares más destacados fue el Club Deportivo Río Muni, el equipo de los fangs de Bioko. Allí destacó por encima del resto de futbolistas Ramón N’nandong, conocido popularmente como el maestro, un técnico centrocampista que hizo las delicias del público que domingo tras domingo acudía a ver sus evoluciones en el viejo estadio de Santamaría. N’nandong, como tantos otros, acabó sus días pobre y enfermo tras emigrar en 2004 a Gabón en busca de un mayor reconocimiento.

mapa del pais que comprende su territorio insular y peninsular


DISCRIMINACIÓN ÉTNICA Y COLONIALISMO: EL FÚTBOL DE GUINEA ECUATORIAL BAJO EL FRANQUISMO (I)

abril 13, 2012

Por primera vez en su historia la selección de Guinea Ecuatorial ha disputado en el año 2012 una fase final de la Copa de África. No lo ha hecho por méritos propios sino como anfitrión del evento que ha coorganizado junto a Gabón. Su participación y el hecho de superar la fase de grupos ya es todo un éxito para la Nzalang Nacional, término fang que significa rayo con el que se conoce al conjunto ecuatoguineano, en un país donde el fútbol y el poder mantienen unas relaciones muy particulares.

Obiang (izquierda) y Macías (derecha) líderes del país tras el colonialismo

MACÍAS Y OBIANG. DE LA INDEPENDENCIA AL ESTADO AUTÓCRATA

Tras la proclamación de independencia de 1968 Francisco Macías Nguema, un ex funcionario de la administración colonial franquista, asumió la presidencia de la antigua colonia española. El llamado Auschwitz africano, conocido así por su afán represor y sus elogios a Adolf Hitler (al que llegó a tildar como “padre de África”), instauró un régimen autocrático que se sostuvo gracias al Partido Único Nacional de los Trabajadores (PUNT) hasta el golpe de estado protagonizado en 1979 por su sobrino, Teodoro Obiang Nguema. Lejos de llevar a cabo un proceso democrático Obiang se perpetuó en el poder. Durante sus mandatos fueron habituales las corruptelas y el tráfico de influencias. Unas prácticas que afectaron al fútbol ecuatoguineano.

Un ejemplo de las mismas la tenemos en los tejemanejes de su hijo Ruslan Obiang Nsue al frente de la Secretaria de Estado de Juventud y Deportes hasta su destitución en octubre de 2011. El cese de Ruslan sumió al fútbol ecuatoguineano en una pugna fratricida por el poder entre él y el nuevo Ministro de Juventud y Deportes Eyegue Obama con la inclusión en el equipo nacional de diversos jugadores nacidos fuera del país en detrimento de aquellos que juegan en la liga española como telón de fondo. A ello hay que sumarle la renuncia de Pedro Mba Obiang, el joven centrocampista que milita en la Sampdoria italiana y a la par sobrino de Obiang Nguema, a ser convocado por Guinea Ecuatorial por las discrepancias que mantiene con su tío.

Obiang preside el gobierno de Guinea Ecuatorial tras el golpe de estado de 1979

Los sucesivos cambios de técnico al frente de la selección, producto de las continuas injerencias de las autoridades, tampoco han permitido que el equipo ecuatoguineano pudiera preparar con garantías su primera participación en la Copa de África. Las renuncias de entrenadores como Vicente Engonga (descontento con la política de nacionalizaciones que permitió el inclusión de futbolistas cameruneses y brasileños en la selección), Carlos Lobo Diarte (aquejado de problemas de salud) o el francés Henri Michel (que presentó su dimisión a menos de un mes de empezar el trofeo tras constatar como un jugador había sido convocado para la Nzalang sin contar con su aprobación) han permitido constatar las incesantes intromisiones de los jerarcas en el fútbol ecuatoguineano. Un deporte ya lastrado por la endémica discriminación étnica existente que merma el potencial de su combinado nacional.

LA INCIDENCIA DE LA EXCLUSIÓN ÉTNICA EN EL FÚTBOL

El ascenso de Obiang Nguema, antiguo alcaide de la siniestra cárcel de Black Beach, al poder al frente del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) supuso el ostracismo de la etnia bubi, una de las muchas existentes en el país. El dictador, cuya familia pertenece a los fang, marginó a los bubitos –como les llama despectivamente– de la selección nzalang. De hecho, el combinado nacional ecuatoguineano hasta el ascenso al poder de Obiang era conocido como  Basilé Nacional, término fang que hacía referencia al homónimo monte situado al norte de Bioko. El  título pretendía equiparar a la defensa del equipo con la impenetrabilidad de dicha elevación montañosa. Posteriormente, la denominación fue cambiada por la actual Nzalang Nacional, una palabra usada por los fang, la etnia a la que pertenece Obiang.

El régimen practicó una política de exclusión social, iniciada por Macías, sobre los bisiós, ndowés, combes, bengas y bubis con respecto a los fang, la etnia mayoritaria en Guinea que controla todos los resortes del poder. Un ejemplo de este hostigamiento gubernamental a los bubis lo tenemos en el proceso que en 1998 llevó a 117 miembros del denominado Movimiento por la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) pertenecientes a dicha etnia al banquillo por un supuesto intento de magnicidio (15 de los acusados fueron condenados a pena de muerte). Nada extraño respecto a lo que sucede en otros países del continente africano si no fuera porque los bubis, la etnia mayoritaria en la isla de Bioko, siempre se caracterizaron por su gran habilidad con el balón en los pies.

miembros de la comunidad étnica bubi de Balachá asentada en la isla de Bioko


ESPAÑOLES EN LA GUERRA DE VIETNAM. LOS MÉDICOS DE FRANCO (VI)

abril 1, 2012

Retomamos la serie de entradas sobre la participación militar española en la Guerra de Vietnam para hacernos eco del documental titulado «Go Cong. La guerra secreta de los españoles en Vietnam» dirigido por Manuel Alonso Navarro que ha estrenado el Canal Historia el pasado 27 de marzo de 2012.

El mismo permite visualizar nuestra anterior descripción sobre la presencia militar española en el conflicto de Vietnam ordenada por Franco a través de la denominada Misión Sanitaria Española. A continuación reproducimos la notícia publicada por El Mundo (27/III/2012) sobre el estreno del documental, cuyo texto original puede verse clicando aquí.

trailer del documental sobre la presencia española en la Guerra de Vietnam

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La ‘guerra secreta’ de los españoles en Vietnam

«Me molesta mucho que esta misión fuera tabú, que fuera confidencial. la sociedad española tiene derecho a conocerla», confiesa el capitán Ramón Gutiérrez de Terán, uno de los componentes del contingente de médicos y sanitarios españoles que participaron en la Guerra del Vietnam.

¿Y cúal es la génesis de esta desconocida presencia española en el conflicto armado que supuso la mayor derrota del Ejército de EEUU? En 1965 el Presidente Johnson solicitó a Franco el envío de tropas españolas a la Guerra de Vietnam. Como en Iraq, EEUU quería una guerra bendecida por la comunidad internacional.

La presencia de tropas españolas junto a la de otros países significaría una importante victoria propagandística para los EEUU. Franco, convencido de que EEUU sería derrotado en Vietnam, sólo accedió a enviar un contingente de médicos y sanitarios que los norteamericanos necesitaban con urgencia a la provincia de Go Kong, en pleno delta del Mekong.

«Esa es una historia que me duele porque nos jugamos la vida y nadie sabe de nosotros», afirma el general Antonio Velázquez, que con 25 años y recién casado se embarcó en esa aventura. «Era un pardillo y no sabía nada de nada». Pronto lo aprendió. Al poco de llegar a Saigón, un militar estadounidense le dijo: «Habéis venido 12, pues regresareis a España cinco o seis. Los vietcong a los que primero disparan es a los médicos».

Para los miembros de este ‘M.A.S.H español’ -¿recuerdan la serie del mismo título protagonizada por Alan Alda?-, nunca hubo enemigos, sino pacientes: niños desnutridos y heridos de guerra, gerrilleros del vietcong o soldados americanos, tanto daba.

«En lo que yo pude conocer cuando fui corresponsal de guerra en Vietnam, la contribución española se limitó a médicos militares, que, por cierto, hicieron una extraordinaria labor, sobre todo en Go Kong.Demostraron un gran valor personal, aparte del conocimiento profundo de su profesión, que alivió infinidad de problemas», comenta a EL MUNDO, Luis María Anson.

Fueron reclutados aquí y allá en secreto, hasta el punto de que varios estaban destinados en el desierto del Sáhara y unas horas después se vieron caminando en plena vegetación vietnamita acompañados del continuo tableteo de los helicópteros y del olor a napalm.

«Atendíamos a personal civil, a soldados del vietcong y todos lo que nos necesitaban. Así nos granjeamos su respeto y su cariño. Nos querían mucho», rememora el general Velázquez.

Más de un centenar de médicos y sanitarios participaron en esta operación. Durante cinco años se estuvo enviando un reemplazo -12 personas- cada seis meses. Algunos se reengancharon y llegaron a estar tres años y medio como el capitán Gutiérrez de Terán.

A su vuelta, no se les recibió como héroes, sino que se les conminó al silencio. Muchos de ellos viven, y el canal Historia ha reunido sus experiencias y testimonios en un documental de producción propia, ‘Go Kong, la guerra secreta de los españoles en Vietnam’, que se estrena hoy a las las 16.20 horas y 23.45 horas.

El documental, escrito y dirigido por Manuel Alonso Navarro, incluye valiosas imágenes de archivo sobre la batalla de Dien Bien Phu y sobre la Guerra de Vietnam cedidas por el ejército de Vietnam, así como grabaciones realizadas en Vietnam, Corea del Sur, Filipinas y España.


ESPAÑOLES EN LA GUERRA DE VIETNAM. LOS MÉDICOS DE FRANCO (III)

noviembre 7, 2011

Tras la llegada del cuerpo expedicionario español a Vietnam sus miembros fueron trasladados al emplazamiento del contingente, situado en la localidad de Gò- Công, ubicada en el delta del río Mekong. Allí los médicos militares enviados por Franco convivieron con la población civil y congeniaron con las tropas norteamericanas. Pronto llegaría el primer relevo, aunque algunos decidieron quedarse y prorrogar su estancia en este país del sudeste asiático.

militares españoles posando con notables locales ante el hospital

LA EXPEDICIÓN ESPAÑOLA SE INSTALA EN GÒ- CÔNG

Mientras los oficiales médicos españoles destinados a Vietnam se hospedaron en una antigua construcción colonial, de amplias salas y techos altos, situada a dos quilómetros del hospital, los auxiliares ocuparon un barracón anexo más pequeño levantado en el patio contiguo pero que contaba con aire acondicionado generado por un grupo electrógeno. Todos ellos contaron con tres asistentas vietnamitas, contratadas por los norteamericanos, encargadas de la limpieza y la cocina a las que instruyeron en gastronomía española. Una de ellas, Thoa, fue herida estando embarazada de siete meses y tuvo que ser operada de urgencia.

Administrativamente, los médicos españoles dependían de dos organismos estadounidenses, el que les abastecía de medicinas e instrumental y el que se encargaba de los vehículos y el combustible. Además los norteamericanos les proporcionaron un equipamiento básico, que comprendía un chaleco antibalas, un fusil M-16 y una pistola, que los españoles utilizaron en sus guardias. En su uniforme de jungla del Ejército de los Estados Unidos cosieron una bandera española bordada en el brazo para distinguirse de los soldados estadounidenses. Como explica uno de los militares movilizados: “Maximo Cajal, entonces embajador en Tailandia, se afanó en que nuestra presencia resultara casi invisible, hasta el punto de que no quería que lleváramos uniforme”. A pesar de ello, algunos médicos optaron por lucir el atuendo del Ejército español con el que llegaron al país para así evitar ser confundidos con los norteamericanos. Por esta misma razón, los médicos españoles se dirigían a sus pacientes en francés. Así fue como la población autóctona les identificó como tay- ban- nha, que en lengua vietnamita significa “los españoles”.

población vietnamita refugiándose del fuego cruzado en un arrozal

MINAS Y FRANCOTIRADORES. LA RUTA HO CHI MINH

La zona donde se encontraba era altamente insegura ya que estaba bastante cerca de la llamada Ruta Ho Chi Minh por donde circulaban los guerrilleros del Vietcong. Ello quedó patente en el recibimiento que les dispensó un sargento estadounidense a su llegada a Saigón: “¿Cuántos sois, doce? Pues volveréis con vida a España tres o cuatro”. No le faltaba razón al suboficial americano. Cada noche los vietnamitas minaban las carreteras cercanas al hospital de los españoles y por la mañana los artificeros norteamericanos se dedicaban a limpiar los accesos al mismo. Tampoco las visitas a domicilio del equipo del capitán médico Francisco Faúndez Rodríguez a las aldeas de los cuatro distritos de la provincia (Hoa- Binh, Bin- Thang, Hoa- Lao y Hoa- Dong) fueron seguras ya que en las carreteras había francotiradores vietnamistas apostados entre los arrozales adyacentes, ello provocó que los desplazamientos en jeep se realizaran a grandes velocidades para evitar los disparos. Una vez en la población los sanitarios anunciaban su presencia mediante unos altavoces. Allí, con la ayuda de un enfermero y un traductor local entregaban medicinas para paliar enfermedades endémicas y vacunaban a los niños.

Con la presencia de estos médicos militares en Vietnam Franco aplacó las persistentes demandas del gobierno norteamericano. El primer contigente sanitario desplazado al sudeste asiático seria reemplazado en dos ocasiones. A finales de 1967, un año después de su llegada, se produjo el primer relevo aunque cuatro expedicionarios solicitaron continuar. Posteriormente se realizaron dos más cada seis meses, aunque hubo militares que voluntariamente prolongaron su estancia más tiempo hasta que, tras dos años, la misión española se retiró definitivamente. En total una treintena de militares participaron en la misma, entre médicos, practicantes, capellanes, intendentes y especialistas.

reportaje sobre la actuación de los médicos españoles en Vietnam


ESPAÑOLES EN LA GUERRA DE VIETNAM. LOS MÉDICOS DE FRANCO (II)

noviembre 1, 2011

La evolución del conflicto provocó un ingente número de bajas y heridos entre las tropas norteamericanas. Para poder hacer frente a las mismas el Secretario de Estado, Dean Rusk, apremió a Franco en diciembre de 1965 para que hiciera efectivo su compromiso. Las demandas, inscritas dentro de los acuerdos bilaterales entre ambos países en el marco de la Oficina de Asistencia Militar del Mundo Libre (FWMAO), motivaron el reclutamiento con carácter de urgencia de un número escaso de médicos y sanitarios militares. Los trámites del mismo se realizaron con el máximo secretismo.

tropas norteamericanas adentrándose en la maleza bajo cobertura aérea

RECLUTAMIENTO VOLUNTARIO PARA UNA MISIÓN SECRETA

El 26 de abril de 1966 el Estado Mayor Central del Ejército se dirigió por escrito a la Jefatura de Sanidad para que solicitara 14 médicos y ATS voluntarios para cubrir las plazas asignadas. Pese a las sustanciosas retribuciones económicas ofrecidas, con sueldos mensuales que rondaban las 90.000 pesetas (12.000 pagadas por el Ejército español más 1.000 dólares desembolsados por los norteramericanos), sólo respondieron a la petición una docena de oficiales (un comandante, tres capitanes, un capitán intendente, un teniente practicante, dos subtenientes practicantes y tres brigadas), todos ellos miembros del Cuerpo de Sanidad. Fueron los llamados “Doce de la fama”, integrantes del primer contigente militar español que Franco mandó a Vietnam capitaneado por el comandante Argimiro García Granados, uno de los cuatro doctores que formaron parte de la aquella expedición. Tras asistir a algunas reuniones con representantes norteamericanos donde recibieron informaciones genéricas sobre su próxima misión, los doce integrantes del grupo viajaron con total discrección hasta al sudeste asiático. Así fue como el régimen ocultó tanto su colaboración con los norteamericanos como su participación en el conflicto, aunque esta fue meramente testimonial.

emblema de los expedicionarios españoles en Vietnam

EL DESTINO FINAL: EL DELTA DEL MEKONG

La expedición partió de Madrid y después de un largo vuelo con diversas escalas en Roma, Beirut, Karachi, Calcuta y Bangkok finalmente los integrantes de la denominada Misión Sanitaria Española de Ayuda llegaron a Vietnam del Sur, llegaron el 8 de septiembre de 1966 a la base aérea de Tan Son Nhat, situada al sur de Saigón, donde fueron recibidos por el doctor Nguyen Tan Loc, director del gabinete del ministro de Sanidad survietnamita, y un enlace estadounidense.

Dos días después de su llegada se trasladaron a su destino final, el hospital cívico- militar Truong- Công- Dinn de la localidad de Gò- Công, situada 50 km al sur de Saigón en pleno delta del Mekong, donde había necesidad de cubrir las necesidades de más de 60.000 personas. Allí relevaron al Grupo Militar Norteamericano del Programa Provincial de Asistencia Sanitaria. El hospital lo dirigía el doctor Dinh Ba Hao, cirujano especialista en ginecología que también coordinada la logística burocrática.  En el pequeño y deteriorado edificio, que no reunía las mínimas condiciones sanitarias, escaseaban los medicamentos y el plasma.

miembros del cuerpo sanitario español a las puertas del centro hospitalario

El local, con múltiples deficiencias, contaba con cerca de 200 camas y un sistema eléctrico generado por un alternador. En él se hacinaban más de cuatrocientos pacientes junto a sus familiares y acompañantes. Se trataba de un vetusto edificio, pintado de color amarillo y en estado semiruinoso, construido durante el periodo de dominación colonial francesa rodeado por dos pabellones de planta baja y otro algo más alejado que hacía las funciones de quirófano donde operó el equipo de cirujanos encabezado por el capitán José Linares Fernández, que contó durante los dos primeros meses con el apoyo de tres doctores civiles de la Asociación Médica Americana (AMA) en calidad de consejeros. También había una sala de mujeres, un postoperatorio, un laboratorio donde trabajó el teniente practicante Manuel García Matías, una sala adaptada para radiología, un espacio para pediatría compuesto por dos salas pequeñas con veinte camas que atendía diariamente a unos 60 niños y un consultorio general.


ESPAÑOLES EN LA GUERRA DE VIETNAM. LOS MÉDICOS DE FRANCO (I)

octubre 26, 2011

En 1964 estalló la llamada Guerra del Vietnam, conocida también como la Segunda Guerra de Indochina, que enfrentó a las tropas de Vietnam del Sur, que contaban con el apoyo de los Estados Unidos, contra la guerrilla marxista liderada por Ho Chi Minh. Lo que se intuía como un conflicto interno fratricida desembocó en la contienda más sangrienta de la Guerra Fría que mantenían norteamericanos y soviéticos.

tropas vietnamitas combatiendo durante la Guerra de Indochina

La retirada de las tropas coloniales francesas tras sufrir la debacle de Dien Bien Phu y tras la firma del Acuerdo de Ginebra en 1954 comportó la partición del país en dos. Por un lado la República Democrática de Vietnam al norte, con un gobierno comunista y partidario de la reunificación territorial, y por el otro Vietnam del Sur, un estado proamericano de marcado perfil anticomunista. Ambos bandos se enfrentaron en una guerra civil que derivó en un conflicto de calado internacional cuando en 1965 el gobierno presidido por Lyndon B. Johnson decidió intervenir militarmente tras comprobar la ineficacia de sus aliados survietnamitas para detener el avance de las fuerzas del norte. A los asesores enviados por Eisenhower y Kennedy que se encontraban en Vietnam desde 1955 asistiendo al régimen del presidente Ngo Dinh Diem en sustitución de los franceses, se les unió un primer contingente de marines, la 9ª Brigada que desembarcó en Da Nang el 8 de marzo de 1965. Posteriormente, cerca de 40.000 soldados norteamericanos fueron enviados a Vietnam. Tras la firma de los Acuerdos de Paz de Paris, en marzo de 1973 se concretó la retirada definitiva de las tropas americanas. La guerra continuó hasta que en 1975 el pueblo vietnamita derrotó a las fuerzas del régimen sureño apoyadas por los norteamericanos.

LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO

El desarrollo de la guerra motivó que el gobierno norteamericano cercara la cooperación de otros países. El pentágono consideró que si conseguía la involucración de otros estados en la contienda su participación quedaría legitimada ante la comunidad internacional. Además conseguiría reducir o, si más no, aligerar el enorme desgaste económico que suponía para las arcas norteamericanas el conflicto. Así fue como el gobierno americano consiguió la colaboración de diversos países, aunque estos participaron de forma desigual en la guerra. Mientras algunos accedieron a mandar tropas a suelo vietnamita, como fue el caso de Australia, Filipinas, Corea del Sur, Tailandia y Nueva Zelanda, otros optaron por contribuir suministrando material y equipos médicos, como hicieron los gobiernos de Suiza, Irán, Marruecos, Gran Bretaña y Alemania. El presidente Johnson también consiguió otro tipo de apoyos, aunque meramente testimoniales, como los de Taiwán y España.

el lider comunista vietnamita Ho Chi Minh

LA ESPAÑA DE FRANCO: EL SUPUESTO ALIADO ANTICOMUNISTA

En su afán por conseguir el mayor apoyo internacional posible, el máximo mandatario norteamericano llegó a cursar una misiva personal a Franco en julio de 1965 para pedirle que colaborara con Estados Unidos mandando un contingente de tropas a Vietnam. Johnson confiaba en que el perfil anticomunista del dictador, unido a su deseo por romper el aislamiento internacional como quedó demostrado con la firma del tratado bilateral entre ambos países en 1953, posibilitaría la participación militar de España en el conflicto asiático.


el presidente Lyndon B. Johnsn visitando a las tropas norteamericanas en Vietnam (1966)

La petición originó un intenso debate entre el Ministro del Ejército, el general de división Camilo Menéndez Tolosa, dispuesto a enviar tropas para luchar contra el comunismo y Fernando Maria Castiella, Ministro de Exteriores, partidario de la no intervención. Franco, tras consultar con el vicepresidente de su gabinete, el general Muñoz Grandes, zanjó la polémica rechazando el envío de unidades de combate pero accediendo a mandar un pequeño contigente militar sanitario.

Así fue como, lejos de confirmar las expectativas de Johnson, Franco rehusó acceder a su petición. En su carta de respuesta al máximo dignatario estadounidense, fechada en agosto de 1965, el dictador predijo la derrota norteamericana argumentado que la guerra de guerrillas favorecía a la insurgencia vietnamita: “política y militarmente su guerra la tienen perdida debido a que el comunismo social agrada al pueblo vietnamita ya que ofrece más posibilidades que su sistema liberal occidental”. Por si esto fuera poco, Franco mostró su admiración por la figura de Ho Chi Minh, a quién consideró “un patriota que podría ser el hombre que en esta hora Vietnam necesita”. Esa fue la última vez que ambos líderes mantuvieron correspondencia epistolar. A pesar de la negativa de Franco a mandar unidades de combate si que autorizó el envio de un reducido contingente de médicos miltares españoles al país asiático para que prestaran ayuda logística a los norteamericanos.