DEMOCRACIA, GOLPISMO Y YIHAD: LA INESTABILIDAD DE MALI CON EL FÚTBOL COMO PROTAGONISTA (y III)

marzo 1, 2013

Más allá del impacto que supuso para el fútbol la presencia de fuerzas yihadistas en el norte de Mali y la instauración de la sharia, hay que remontarse décadas atrás para constatar los vínculos existentes en dicho país entre el balompié y el poder. Quizás el caso más paradigmático nos los ofrece uno de los clubes más laureados del país, el Djoliba Athletic Club. Esta es su historia.

escut Djoliba ACescudo del Djoliba AC de Bamako

DJOLIBA ATHLETIC CLUB ¿EL EQUIPO DEL GOBIERNO?

El campeonato nacional siempre ha evidenciado la hegemonía de los conjuntos capitalinos. De los 16 clubes que conformaban la Primera División maliense en la presente temporada, once eran originarios de Bamako, sólo dos provenían de Ségou, otros tantos de Koulikoro y un único representante ostentaba la ciudad de Kidal. Las cifras aún eran más favorables a los equipos de Bamako en lo que se refiere a títulos. Entre 1966 y 2012 siempre un equipo de la capital ha sido el campeón del torneo regular. El más laureado es, sin duda, el citado Djoliba Athletic Club con 22 títulos, seguido por el Stade Malien con 17 y el AS Real Bamako con 6.

Sin embargo, la supremacía del conjunto verdirrojo siempre ha sido puesta en tela de juicio por sus adversarios. El Djoliba AC, que toma su nombre de la transcripción de río Níger en idioma bambara, se creó en 1960 tras la fusión de dos de los clubes más destacados durante la época colonial: el Africa Sport Bamako y el Foyer du Soudan. La historia del club dio un giro vertiginoso en la década siguiente cuando asumió su presidencia el citado Tiécoro Bagayoko, paradójicamente nacido en Goudam (población de la región de Tombuctú). Su relación con el régimen militar, no en vano fue uno de los catorce oficiales que protagonizó el golpe de estado contra el gobierno del socialista Keïta, amparó las acusaciones de sus rivales que culpaban al Djoliba de contar con el favor del gobierno.

Djoliba

una de las formaciones actuales del conjunto de la capital

“ENTERRADME CON MIS COLORES”

Bagayoko no mostró escrúpulos a la hora de entregarse a su verdadera pasión, el club de sus amores. Por él sacrificó su tiempo y sus energías y no cejó hasta convertirlo en una de las entidades deportivas más importantes de esta subregión de África occidental. La impunidad del coronel, uno de los hombres fuertes del país, parecía no tener límites. No contento con dirigir la represión contra los opositores tras las protestas sucedidas durante el funeral del ex presidente Keïta en 1977, también hizo lo propio en el ámbito deportivo. Más allá de amenazar a diversos colegiados, Bagayoko también aterrorizó a periodistas y aficionados de clubes rivales. Sus excesos aún hoy en día son recordados en la capital.

Su suerte pareció cambiar el 28 de febrero de 1978, cuando fue detenido. Degradado a soldado de segunda clase, fue deportado a Taoudenit, localidad en la que sería asesinado por orden del presidente Moussa Traoré. Según recoge el capitán Soungalo Samaké en su libro de memorias, “Mi vida como un soldado”, poco antes de morir Bagayoko tuvo tiempo de hacerle una última petición: “Si muero, no oren por mí. Deben vestirme con los colores del Djoliba, ponerme mis zapatos de fútbol y enterrarme. El buen Señor me recogerá”. Hasta el último aliento se mantuvo unido a su equipo.

MOUSSA Moussa Traore, presidente del país entre 1968 y 1991

Más allá de si las afirmaciones de favoritismo difundidas por sus contrincantes deportivos eran ciertas o no, la verdad es que el Djoliba AC ganó la mayoría de sus títulos de liga tras la muerte de Bagayoko.


DEMOCRACIA, GOLPISMO Y YIHAD: LA INESTABILIDAD DE MALI CON EL FÚTBOL COMO PROTAGONISTA (II)

febrero 23, 2013

Tras situar las bases geoestratégicas que nos pueden ayudar a comprender el conflicto actual, a continuación detallamos como la revuelta tuareg afectó al fútbol en el norte del país. La presencia de grupos de guerrilleros yihadistas en la zona y la instauración de la sharia perjudicó sobremanera a clubes como el Al Farouk de Tombuctú, que vieron vetada su actividad. Mientras eso sucedía, la selección de Malí disputaba la fase final de la Copa de África. Un equipo, las águilas, que en las últimas décadas a duras penas ha logrado mantener su independencia frente al poder político.

timbukvista de la mezquita de Tombuctú que sufrió las iras de los yihadistas

LA APLICACIÓN DE LA SHARIA EN TOMBUCTÚ: FÚTBOL IMPÍO

La colaboración de los radicales islamistas comportó ciertos peajes. Su presencia supuso, de facto, la introducción en las zonas que controlaban de la sharia, el cuerpo de derecho islámico que preserva la conducta, el culto y la moral. Más allá de acciones puntuales, como la destrucción de tumbas en la mezquita Djingereber de Tombuctú (un edificio del siglo XIV catalogado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad), los yihadistas impusieron restricciones de todo tipo, como la prohibición de afeitarse la barba, fumar o ver la televisión. En su intento por ejercer el control sobre la población también decidieron prohibir la práctica del fútbol, calificado por los islamistas radicales como tabú religioso. Cualquiera que osase ver un partido por televisión o jugara a fútbol seria severamente castigado.

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jóvenes de Tombuctú ante un cartel islamista que anuncia la aplicación de la sharia

El ascenso al poder de los yihadistas y la concreción del estado Azawad quebró el fútbol maliense. En primer lugar la liga quedó paralizada y algunos de sus clubes vieron alterada su actividad. El caso más sintomático fue el del Al Farouk, el equipo de Tombuctú que vio como la imposición de la sharia le abocaba prácticamente a la desaparición. El orgullo blanquinegro de Tombuctú, no en vano toma el nombre del protector legendario de la ciudad –cuya estatua ecuestre fue también demolida por los islamistas radicales–, que logró su primer ascenso a la máxima categoría del fútbol maliense en el año 2008 fue una víctima más de los yihadistas. Diez meses después de su llegada, los aficionados de este modesto club polideportivo pudieron respirar aliviados. La ofensiva conjunta de las fuerzas gubernamentales y las tropas francesas consiguió reconquistar la ciudad y de paso restablecer el orden anterior.

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formación de las águilas, la selección nacional de fútbol de Mali

LA COPA DE ÁFRICA COMO CONSUELO

Aquellos vecinos de Tombuctú que contaban con televisión por satélite aún pudieron contemplar el buen papel de la selección de Mali en la Copa de África disputada este año en Sudáfrica. Tras caer derrotadas en semifinales, las águilas –apodo con el que es conocido popularmente el equipo nacional– lideradas por el ex azulgrana Seydou Keita lograron la tercera plaza del torneo. Durante los días que duró el campeonato los malienses olvidaron los combates y se refugiaron de nuevo en el fútbol. No en vano, el propio Keita en vísperas de la semifinal que les enfrentó a Nigeria, selección que a la postre se proclamó campeona ante Burkina Faso, manifestó: “Nuestro trabajo es jugar al fútbol. Lo que ocurre en Malí es más grave que un partido. Vamos a tratar de dar alegrías a nuestro país y a nuestros aficionados, pero el fútbol no puede cambiar nada. Queremos que la nación esté orgullosa de nosotros. Si los extranjeros vinieron a ayudarnos es que la supervivencia de la nación está en juego”.

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Tiécoro Bagayoko, director general de la Policía entre 1969 y 1978

UNA SELECCIÓN CON LUCES Y SOMBRAS

Pero el buen momento actual del combinado nacional contrasta con la particular travesía del desierto del fútbol maliense en los años setenta y ochenta. Casualidad o no, un período de decadencia que coincidió con la dictadura militar implantada en el país (1968- 1991) tras el golpe de estado promovido por Moussa Traoré que derrocó al presidente Modibo Keïta. Fue una etapa aciaga para el seleccionado nacional que no consiguió clasificarse para ninguna de las ediciones de la fase final de la Copa África que se disputaron. Incluso el país llegó a ser excluido por un año de las competiciones internacionales por un episodio protagonizado por el coronel Tiécoro Bagayoko, miembro del Comité Militar de Liberación Nacional y director de los servicios de seguridad, en el que supuestamente amedrentó a diversos árbitros con métodos poco ortodoxos. A pesar de ello, entre tanta amargura el fútbol maliense también tuvo su propio oasis de júbilo cuando el 1 de mayo de 1975 el equipo nacional logró derrotar a Mauritania por 6 a 0. Sin duda una goleada histórica que quedaría empañada trece años más tarde, el 13 de noviembre de 1988, cuando Argelia le infringió una abultada derrota tras imponerse a los malienses por 7 a 0. Pero coincidiendo con la restauración democrática de 1991 la selección de Mali recobró parte de su esplendor en el continente africano.


DEMOCRACIA, GOLPISMO Y YIHAD: LA INESTABILIDAD DE MALI CON EL FÚTBOL COMO PROTAGONISTA (I)

febrero 16, 2013

Si abordamos la geopolítica africana hemos de tratar evitar caer en los tópicos retóricos  que vinculan dicho continente con sociedades tribales eternamente enfrentadas. Más allá de la visión de los llamados países desarrollados, lo cierto es que África, por su magnitud e inmensidad, aglutina un sinfín de países que tras liberarse del yugo colonial tuvieron que cohesionar su territorio en relación con los límites geográficos decretados anteriormente por dichas potencias. Bajo un himno y una bandera, en la mayoría de los casos tan colorista como la sugerente policromía del lugar, los noveles estados recrearon idílicos sistemas basados en el referente occidental. Pronto aparecieron, en muchos casos, la corrupción, la lucha fratricida por el poder, el autoritarismo, los regímenes presidencialistas, la venta de sus recursos naturales a las multinacionales e incluso las dictaduras más atroces. Esa es la imagen de África que profusamente han difundido los medios por estos lares. La de países y comunidades enzarzadas en guerras sempiternas aderezadas por un tribalismo primitivo.

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mapa de las evoluciones del conflicto bélico en Mali (enero 2013)

EL FIN DE UNA DEMOCRACIA INCIPIENTE

Seguramente por ello el caso de Mali es paradigmático, porque la ex colonia francesa desobedecía tercamente el guión preestablecido. O al menos así fue hasta marzo de 2012 cuando un golpe de estado protagonizado por una junta militar derrocó al hasta entonces presidente Amadou Toumani Touré, popularmente conocido como ATT. Aquel dirigente afable y sensibilizado con las precarias condiciones de vida de parte de la ciudadanía que había sido elegido democráticamente en unos comicios libres fue depuesto por las tropas encabezadas por el capitán Amadou Sanogo. El pretexto para justificar la intervención de los militares golpistas fue, según ellos, la tibieza con la que el gabinete presidido por Touré abordó la expansión del fenómeno yihadista en el país y las demandas secesionistas de la población tuareg.

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el depuesto presidente maliense Amadou Toumani Touré, ATT

Once años había durado el oasis democrático en Malí tras la promulgación de su Constitución en 1991. Algo más de una década en la que el país, exento de conflictos bélicos, aprovechó para prosperar llegando su economía a cifras sorprendentes cercanas al  5% de crecimiento anual. Un aumento, en parte, favorecido por el auge del turismo. Malí se había convertido en un país africano atractivo para unos y modelo para otros.

También el fútbol se vio, obviamente, afectado por la intervención militar. La liga nacional se suspendió de inmediato, aunque tan sólo una semana después del golpe se intentó reanudar. Sólo se disputaron tres de los 14 partidos programados. Menos de 30 personas asistieron a los encuentros. Tampoco se jugó el choque que debía enfrentar al Djoliba Athletic Club de Bamako contra el Uganda Revenue Authority SC de Kampala por la recomendación de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) de no viajar a la zona como medida de seguridad. El fútbol, como el país, estaba tocado.

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bandera del autoproclamado estado tuareg: Azawad

AZAWAD, LA ALIANZ ENTRE TUAREGS Y YIHADISTAS

Todo empezó a resquebrajarse cuando tuaregs armados integrantes del llamado Movimiento de Liberación Nacional de Azawad (MNLA) por un lado y grupos yihadistas por otro se alzaron en armas tomando bajo su control el norte del país. Fue entonces cuando actuaron los militares sediciosos. La inestabilidad generada en el noroeste pronto provocó un éxodo de más de 400.000 personas que abandonaron la zona para migrar hacía el desierto del Sahel, el sur del país o estados limítrofes como Mauritania o Níger.

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logotipo oficial del MNLA

Los sucesos se aceleraron y el país se partió en dos. Tras ser desatendidas sus demandas de reconocimiento de su especificidad cultural, el 6 de abril los rebeldes nómadas proclamaron oficialmente la independencia de Azawad, el estado del pueblo tuareg que comprende territorios situados en el noreste de Mali, el noroeste de Níger y el sur de Argelia. Así fue como los tuaregs, que suponían el 10% de la población de Mali, lograron independizarse. Para conseguirlo, el MNLA contó con la inestimable ayuda de grupos yihadistas anteriormente vinculados a Al Qaeda del Magreb Islámico, como el grupo fundamentalista Ansar Dine (defensores de la fe) liderado por Iyad Ag Ghaly o el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO). Muchos de sus integrantes contaban con una amplia experiencia de combate tras enfrentarse durante años al ejercito argelino.

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miembros del grupo fundamentalista radical Ansar Dine en Mali