Las reticencias de Gadaffi acerca del fútbol fueron decreciendo a medida que percibió que podía utilizarlo en su propio beneficio. Su instrumentalización permitió al régimen libio superar el aislamiento internacional que le impuso la comunidad internacional tras el atentado de Lockerbie que en 1988 acabó con la vida de 270 personas. Mientras el fútbol servía al líder libio para mitigar la presión internacional, en el interior del país se convirtió en sinónimo de represión.
escudos del Al Ahly de Trípoli y su homónimo de Bengasi
LA REVOLUCIÓN QUE ESTALLÓ EN EL ESTADIO
Todo comenzó con la disputa de un partido entre el Al Ahly de Tripoli y el Al Ahly Bengasi SC. Se avanzaron en el marcador los jugadores del Bengasi hasta que, ya en el tiempo de descuento, el árbitro pito dos penaltis a favor del conjunto de Trípoli. La actuación del colegiado fue tan escandalosa que los futbolistas de Bengasi decidieron abandonar el terreno de juego como medida de protesta, pero la intervención de los guardaespaldas de Al- Saadi y de la policía evitó la suspensión del partido. El 1 a 2 final indignó a la afición roja. Para mostrar su rechazo a la actuación arbitral y la adulteración del campeonato los seguidores del Bengasi sacaron a la calle un burro que vestía la camiseta con el número 10 que Al- Saadi lucía en el Al- Ahly de Trípoli. El animal rápidamente fue abatido por los disparos de los soldados gadaffistas.
Los encontronazos entre Al- Saadi, ya por aquel entonces capitán del Al Alhy Trípoli, y el Al Alhy Bengasi SC no acabaron aquí. En julio de 2000 el Al Ahly Bengasi SC se enfrentó al Al Akhdar Al Bayda en el estadio Mártires de Febrero de Bengasi. La temporada estaba resultando aciaga para los locales, situados en la parte baja de la clasificación, luchaban para evitar el descenso. Era el último partido de liga, con un empate el conjunto rojo salvaba la categoría. Pero, de nuevo, un dudoso penalti acabó con las esperanzas de sus seguidores. Contrariados por la decisión arbitral los aficionados del Al Ahly invadieron el terreno de juego, hecho que motivó la suspensión del partido.
la hinchada del Al Ahly Bengasi SC animando a su equipo
La protesta continuó en las calles del centro de la ciudad, con cientos de seguidores coléricos manifestándose ante la sede de la Federación que fue incendiada. Algunos de ellos llegaron a quemar fotos de Gadaffi, toda una muestra de osada disidencia en aquel momento. La muchedumbre entonó cánticos contra Al- Saadi, presidente entonces de la Federación de Fútbol de Libia, del que se mofaban gritando que vestía como un mono. Los aficionados del equipo de Bengasi pidieron a gritos su dimisión tras culparle de las desgracias que sufría su club.
UN CLUB HUMILLADO. UN ESTADIO ARRASADO
La presión fue tal que a Al- Saadi no le quedó otro remedio que renunciar al cargo. La afrenta disgustó enormemente al hijo del líder libio. Así, antes de abandonar el organismo federativo decretó la suspensión indefinida del Al Ahly Bengasi SC y la prohibición de exhibir sus colores en público. Pero no acabarían aquí las represalias. La misma noche de las protestas diversos oficiales derribaron el monumento dedicado a la memoria de Omar Mukthar, líder de la resistencia anticolonial e icono del Al Ahly que inspiró en 1979 el film “El león del desierto” protagonizado por Anthony Quinn, trasladando sus restos a otra ciudad.
arresto de Omar Mukhtar por parte de las tropas italianas en 1931
Un día después empezaron las masivas detenciones de seguidores del club de Bengasi por parte de la policía secreta del régimen. Cerca de un centenar de aficionados, entre los que se encontraban el presidente del club y el responsable de la hinchada Abd al- Salam Thau, fueron encarcelados y torturados. Una treintena de ellos fueron juzgados por delitos de vandalismo, destrucción de bienes públicos y contactos con la disidencia libia en el extranjero. Por dichos cargos recibieron condenas de entre 3 y 10 años de cárcel. Tres de ellos incluso fueron sentenciados a la pena capital, aunque finalmente les fue conmutada por sendas cadenas perpetuas.
restos del estadio del Al Ahly Bengasi SC tras la acción de los bulldozers
Gadaffi culminó su particular venganza el 1 de septiembre, coincidiendo con el 31 aniversario de la Revolución Verde, cuando un centenar de hombres armados se presentó en las instalaciones del club de Bengasi con diversas excavadoras que arrasaron el estadio situado en el barrio de Zeituna aprovechando que el personal del club se hallaba en la mezquita anexa orando. Tras dos horas el estadio y las oficinas terminaron destruidos. Sólo quedaron en pie una parte de la grada, alguna torre de iluminación y la mencionada mezquita a la que acudían los jugadores y los trabajadores del club. Los trofeos que no pudieron ser rescatados brillaban entre los escombros junto a los vidrios de las vitrinas destrozadas. Un mes después Muammar al- Gadaffi, el autodenominado “Hermano Líder y Guía de la Revolución”, nombró de nuevo a su hijo Al- Saaid presidente de la Federación de Fútbol de Libia. Así fue como en Bengasi se fue fraguando el germen de la revolución.