“LES APACHES”: LOS GAMBERROS DE LA BELLE ÉPOQUE COMO ANTECEDENTE DEL FENÓMENO RACAILLE (y V)

octubre 30, 2012

Más allá de los entresijos protagonizados por las bandas apaches en el Paris de inicios de siglo XX, estas pandillas de jóvenes lograron perpetuarse en el imaginario popular de la capital gala hasta nuestros días. Además de episodios como el caso “Casque d’Or”, descrito en nuestro anterior post, el estilo apache arraigó en la voz popular parisina. Una buena muestra de ello lo tenemos en el hecho que ámbitos tan antagónicos como la ultraderecha identitaria o la extrema izquierda alternativa hayan adoptado a los apaches como referente.

cartel de un concierto de rock alternativo con la efigie de Gerónimo

PARADOJAS DE LA HISTORIA: ALTERNATIVOS VS IDENTITARIOS. LA PUGNA POR LA PATENTE APACHE

Desde finales de los años ochenta los llamados movimientos alternativos se fueron gestando en las grandes ciudades y sus barrios periféricos. Jóvenes de extrema izquierda, ácratas, punks o procedentes de colectivos ecologistas convergieron en un incipiente movimiento antiautoritario que se autoproclamaba antifascista. Entre los diversos elementos y símbolos que tomaron como propios se encontraban los apaches, aunque en el caso de estos jóvenes alternativos el término hacía referencia a las naciones indias que poblaban el este de Arizona. El carácter resistente de estos indígenas americanos a lo largo de las guerras que protagonizaron durante el siglo XIX contra aquellos que pretendían ocupar su territorio, fueran españoles, mejicanos o norteamericanos, les reportó una fama de pueblo indómito y guerrero. Precisamente este carácter indomable que mostraron los apaches americanos fue en el que se reflejaron los jóvenes alternativos franceses, aquellos que también pretendían oponerse al sistema. De ahí que muchos se identificaran con la figura del apache. Pronto el término hizo fortuna en los círculos alternativos y undergrounds  como sinónimo de joven rebelde anti sistema. A finales de los años ochenta los apaches reaparecieron con fuerza.

portada del libro sobre el colectivo antifascista SCALP

Desde sellos discográficos, como el homónimo colectivo autónomo Apache records encabezado por la cantante del grupo Foetus Party, hasta boletines como Apache editado por la organización antifascista Section Carrément Anti Le Pen (SCALP) entre 1990 y 1995, tomaron como referente a los apaches. También el circuito musical alternativo contó con referencias al respecto, como el grupo anarcopunk de Agen Kochise o la banda punk alternativa parisina Bérurier Noir, autora del tema “Nuit Apache” que da título a un EP  editado en 1988 por la discográfica vasca Oihuka, un fragmento de cuya letra reproducimos a continuación: “Géronimo et les Chiricahuas Apache, apache/ Tous solidaires pour la nuit apache Apache, apache/ Chef Joseph et les nez-percés Apache, apache/ Les peaux rouges marchent pour leur liberté Apache, apache”. Otro grupo que también mencionó a los apaches en sus canciones fue Mano Negra. La banda liderada por Manu Chao compuso el tema “Paris la nuit” en el que se refiere a aquellos jóvenes pandilleros parisinos de principios de siglo: “Dans la rue ya plus qu’de smatons/ Tous les apaches sont en prison/ Tout est si calme qu’ca sent l’pourri/ Paris va crever d’ennui!”.

cubierta del single «Nuit apache» del conjunto Bérurier Noir

PROJET APACHE: LA JUVENTUD IDENTITARIA

En las antípodas ideológicas de estos apaches alternativos se encuentran los autodenominados jóvenes identitarios (un término empleado en el ámbito político por primera vez por el activista francés Pierre Vial), una reformulación en clave postmoderna de la ultraderecha que pretende reformularse a sí misma bajo nuevas etiquetas. En París algunos de estos militantes identitarios se agrupan en el llamado Projet Apache. Sus miembros también se reclaman herederos de los apaches, fueran americanos o parisinos. De hecho su logotipo reproduce la inconfundible figura de uno de esos pandilleros parisinos tocado con la típica gorra y el pañuelo al cuello que solían lucir.

logotipo del colectivo Projet Apache

Al menos eso lo que se desprende de su manifiesto, en el que tras citar al cabecilla apache Gerónimo, exponen: “Nosotros, los niños de París y de Ile de France, orgullosos de nuestra historia, nuestra identidad y nuestras raíces, nos negamos a ser los últimos mohicanos de una reserva asediados por todas partes (…) luchamos con fuerza y determinación contra los que socaban nuestro derecho inalienable a vivir en nuestra tierra de acuerdo con nuestros valores y nuestras leyes”. Bajo lemas como “Paris est patrie” o “Anti- mundial Pro- local”, estos “nuevos patriotas” del siglo XXI llevan a cabo un prolífico activismo político callejero.

propaganda de los grupos identitarios franceses contra la globalización y los racailles

Su discurso etnocentrista e islamófobo se mezcla con referencias a la Comuna de Paris, campañas anti- racailles (término despectivo con el que se conoce a los integrantes de las bandas multirraciales formadas por adolescentes relacionados con la baja delincuencia) y eslóganes tomados del movimiento antiglobalización, una práctica habitual de estos llamados grupos identitarios que pretenden articular una alternativa política atractiva para la juventud alejada de la tradición neofascista encarnada por grupos como Jeune Europe, Ordre Noveau y el Groupe d’Action Jeunesse o, posteriormente, por colectivos como Groupe Union Défense (GUD).

Paradójicamente, los pioneros apaches parisinos son reivindicados por los jóvenes identitarios franceses cuando, en realidad, parecen tener más en común con los adolescentes racailles a los que combaten.

jóvenes racaille parisinos durante una pelea callejera


“LES APACHES”: LOS GAMBERROS DE LA BELLE ÉPOQUE COMO ANTECEDENTE DEL FENÓMENO RACAILLE (IV)

octubre 21, 2012

A pesar de la preponderancia masculina existente en el seno de las bandas apaches parisinas, las amazonas –citadas en nuestra anterior entrada– también lograron cierta notoriedad pública, sobre todo a raíz del denominado “caso Casque d’Or”.

Amélie Hélie, la prostituta conocida como «Casque d’Or»

EL CASO “CASQUE D’OR”.

Una de estas mujeres que merodeaban el ambiente frecuentado por los apaches y logró cierta trascendencia fue Amélie Hélie, conocida como Casque d’Or. Nacida en el distrito XX de Paris en 1878 en el seno de una familia humilde, desde su adolescencia ejerció la prostitución. Cuando cumplió los veinte años esta bella pelirroja se enamoró de Marius Plaigneur, un joven que trabajaba como pulidor y acabó abandonando su empleo para convertirse en protector de su amada. Después de acoger a nuevas pupilas se erigió en líder de la temida banda Orteaux. A partir de entonces pasó a ser conocido como “Manda” u “Homme”, mientras Amélie tomó el alias de “Casque d’Or”.

El suceso, conocido como el “caso Casque d’Or” aconteció una noche en la que Manda y su amante se fueron a cenar junto a otro reputado proxeneta, Dominique Leca, cabecilla de la banda Popincourt, y su partenaire Germaine Panther. Tras un flirteo entre Leca i Amélie Hélie los dos pandilleros salieron a las puertas del local a dirimir sus diferencias. El hecho desencadenó una guerra de bandas que enfrentó a la pandilla de Bellevieu encabezada por Manda contra los apaches de Popincourt liderados por Leca.

postal que reproducía el enfrentamiento entre Manda y Leca por Casque d’Or

UN DESAIRE COMO DESENCADENAMIENTO DE UNA PELEA DE BANDAS

La pelea se saldó con Leca detenido con dos balazos en el cuerpo. Rápidamente fue trasladado al hospital Tenon, lugar al que se dirigió Casque d’Or para interesarse por su estado. Cuando se encontraba ayudando a subir a un taxi al malherido Leca oyó un grito: “Los Orteaux”.  Por sorpresa aparecieron Manda y dos de sus lugartenientes con ansías de venganza, luciendo un pañuelo rojo en el cuello y un cuchillo en la mano asestaron un par de navajazos al líder rival para luego esfumarse entre los disparos de los pandilleros de Popincourt que trataban de proteger a su cabecilla. La gravedad de las heridas provocó un nuevo ingreso hospitalario de Leca. Pronto se personaron las autoridades para dilucidar lo acontecido y fue entonces cuando el pandillero inculpó a su rival ante el comisario Deslandes, algo inusual en las trifulcas entre bandas apaches. Con la declaración de Leca la policía detuvo de inmediato a Manda.

JUICIO A UN PECULIAR TRIÁNGULO AMOROSO

El 31 de mayo de 1902 comenzó el juicio contra Manda en el tribunal penal del Sena de la capital gala. La amplificación mediática del mismo convirtió a Amélie Hélie en una especie de musa de los bajos fondos. La alta sociedad parisina quedó prendada por la historia de Casque d’Or, por aquel entonces conocida como la “reina de los apaches”. Un mes antes del juicio incluso llegó a ser contratada para participar en una revista musical titulada “Casque d’Or y los apaches”.

Ya ante la audiencia, la joven Hélie negó ante los magistrados haber presenciado ninguna agresión: “No vi nada” juró. A pesar de su testimonio el juez condenó al acusado a cumplir cadena perpetua en galeras.

Marius Plaigneur, alias Manda, líder de la banda apache Orteaux

El 21 de octubre de ese mismo año, se llevó a cabo el juicio contra Dominique Leca. En esta ocasión el veredicto fue más benévolo, ocho años de prisión, en parte porque el fenómeno apache ya estaba en plena decadencia tras la alarma social que generó el enfrentamiento entre las bandas Orteaux i Popincourt.

UN FINAL CON TRES EPÍLOGOS DISTINTOS

Ambos fueron encarcelados en la penitenciaría de Cayenne, la capital de la Guayana francesa, la colonia que por aquel entonces utilizaba la metrópolis para alejar a los convictos más peligrosos. Tras cumplir la pena Leca fue liberado, lejos de intentar volver a París se estableció en este departamento de ultramar francés hasta que fue asesinado durante una pelea entre buscadores de oro. Por su parte, Manda sufrió una metamorfosis personal en la cárcel, erigiéndose en un ciudadano honesto alejado de los actos pendencieros que había protagonizado con anterioridad. Se convirtió en el jefe de la enfermería del centro penitenciario. Todo ello favoreció que fuera liberado por buen comportamiento. Pero Manda tampoco regresó nunca a París, estableció su residencia en Cayenne hasta que el clima de la zona acabó con su vida en 1936.

Por su parte Amélie Hélie prosiguió su carrera fulgurante en la París de principios del siglo XX. Cabaretera ilustre, fue amante de diversas personalidades e incluso publicó sus memorias. Posteriormente, su vida fue llevada al cine por el director Jacques Becker que eligió a la actriz Simone Signoret para encarnar el papel de la joven prostituta parisina en el film “Casque d’Or” (1952).

cartel de la película «Casque d’Or» protagonizada por Simone Signoret

Una vez el público encontró una nueva “princesa del pueblo”, Hélie cayó en el olvido. Llegó a aceptar un trabajo como domadora en un circo. Fue justamente al término de una de sus funciones circenses cuando fue apuñalada por Rouget, uno de los lugartenientes de Manda. A pesar de la gravedad de las heridas Casque d’Or sobrevivió. Al salir del hospital, lejos de los focos de la actualidad Hélie volvió al anonimato. En 1917 se casó con un obrero parisino, M. Nardin, con el que convivió hasta que murió en 1933.

escenas del film «Casque d’Or» (1952) dirigido por Jacques Becker


“LES APACHES”: LOS GAMBERROS DE LA BELLE ÉPOQUE COMO ANTECEDENTE DEL FENÓMENO RACAILLE (III)

octubre 13, 2012

Más allá de su periodo de implantación en Francia, el fenómeno apache trascendió dejando una fuerte impronta en la cultura popular. Prueba de ello serian el llamado baile apache o la pretensión de recuperar la esencia del estilo por parte de determinadas agrupaciones políticas actuales.

estampa de un apache, cuchillo en mano, llevando en brazos a una joven

LA REPERCUSIÓN POPULAR. EL BAILE APACHE

No sólo el atuendo y las prácticas violentas caracterizaron a los jóvenes apaches. También tuvieron tiempo para el asueto y, como la mayoría de estilos juveniles, adoptaron referentes sonoros propios. Cuando caía la noche era habitual que estos jóvenes abandonaran las callejuelas para sumergirse en el universo subterráneo y golfo de la ciudad. Lejos de olvidar los encontronazos matutinos practicaban un tipo de baile, con un claro componente de violencia, que los recreaba, la denominada “apache danse”. De hecho era habitual que muchos de los que participaban acabasen magullados e incluso heridos por la virulencia frenética de la danza. Nada extraño si tenemos en cuenta los lanzamientos de bancos y sillas que se producían. Algunos expertos incluso apuntan a que podría tratarse de una especie de “capoeira a la parisien” mediante la cual los jóvenes aprendían los métodos y técnicas de combate que ponían en práctica en las calles de la capital gala. Un tango “a lo maltratador”, que recreaba un encuentro callejero acalorado entre una prostituta un proxeneta, durante el cual se sucedían las bofetadas, los puñetazos e incluso el hecho de lanzar o tirar el cuerpo de la mujer al suelo y luego cargar con él mientras ella fingía estar inconsciente. Un ritual que se aderezaba con la música del llamado “Valse des rayons”, también conocido como “Valse chaloupée”, una obra de Jacques Offenbach que en 1908 se había popularizado en salas de espectáculos parisinas como el Moulin Rouge o el restaurante Maxim’s.

anuncio de una sesión de Valse Chaloupée en el Moulin Rouge

En relación a la “apache danse”, lo más curioso no resulta su escenificación sino el hecho de que atrajera a los bajos fondos a muchas damas de la alta sociedad que buscaban emociones fuertes. Así, fue habitual que estas mujeres de clase acomodada frecuentasen locales y salones de baile de zonas como la Bastilla o Montmatre. Allí, rodeadas de rostros anónimos se desmelenaban junto a los jóvenes apaches en bailes impetuosos.

Tal fue la popularidad de la danza que tuvo su traslación al cine. Desde la década de los treinta del siglo XX el baile apache hizo apariciones esporádicas en diversas películas, como Luces de la ciudad (1931) de Charles Chaplin, Ámame esta noche (1932) protagonizada por Maurice Chevalier, Charlie Chan en París (1935), Estás en el ejército ahora (1941) o Pin Up Girl (1944) por citar algunos ejemplos.

danza apache, Alexis et Dorrano (1934)

AMAZONAS. LAS MUJERES APACHES

Como la mayoría de estilos anteriores a la Segunda Guerra Mundial, los apaches fueron un fenómeno eminentemente masculino. La presencia femenina en las pandillas, a pesar de ser minoritaria, se hizo notar. Las llamadas amazonas, así es como fueron denominadas las muchachas que se integraron en dichas pandillas, no se amedrentaron a la hora de empuñar el cuchillo o participar en peleas. También eran utilizadas como mensajeras u observadoras de otras bandas rivales. Su papel fue activo en las pandillas apaches aunque la mayor trascendencia de los altercados protagonizados por sus homólogos masculinos les restó protagonismo.