ZAZOUS: LOS REBELDES DEL SWING FRANCESES (II)

Los zazous fueron considerados un mal ejemplo moral para la juventud francesa. El ministro de educación del gobierno de Vichy, Abel Bonnard, les consideró “un vestigio de una sociedad individualista”. De ahí que diversos medios, como el semanario La Jeunesse o el periódico La Gerbe, publicaran numerosos artículos anti- zazous (78 en 1941, 49 en 1941 y 38 en 1943), en los que se criticaba su “degeneración, egoísmo y simpatías judeo- gaullistas”.

pintada antizazou firmada por la JPF

RASEZ LE ZAZOU!: DE PERSEGUIDOS A OLVIDADOS

A partir de 1942 las palizas callejeras a zazous empezaron a ser habituales tras convertirse en el chivo expiatorio de organizaciones fascistas como Jeunesse Populaire Française (JPF). Los miembros de esta organización, liderada por Jacques Doriot, solían arremeter contra los zazous provistos con máquinas de afeitar al grito de “Scalp les zazous!”. Precisamente, una de sus principales diversiones consistía en afeitar las largas cabelleras de los zazous. Y eso fue lo que hicieron el 14 de junio de 1942, cuando centenares de jóvenes collabos organizaron una gran batida en Neuilly (barrio Latino) y los Campos Elíseos contra los zazous al grito de “Vive Pétain, Vive Doriot!”.

Jacques Doriot, líder de la JPF

Los camisas azules de la JPF eran la antítesis de los zazous. El propio líder de dicha organización teorizó alrededor del vestuario como “signo distintivo de la raza”, exhortando a sus afiliados a “ser duros, violentos, pero ir correctamente vestidos”.

LA JUVENTUD DISIDENTE, NI NAZIS NI COLLABOS

La procedencia multiétnica de los zazous, junto a su pasión por el swing jazz, y su vestuario extravagante les otorgaron una aurea de bohemia que fue percibida como un acto de disidencia por las autoridades nazis que regían la Francia ocupada. Los zazous tampoco fueron del agrado del régimen colaboracionista de Vichy, que los consideró una “degeneración cultural”. De hecho, sus homólogos alemanes, los denominados “chicos swing”, fueron también perseguidos durante los años treinta por las escuadras nacionalsocialistas. Durante la Segunda Guerra Mundial más de 300 de estos apasionados del swing fueron internados en campos de exterminio. También algún francés fue deportado. Este fue el caso de Pierre Seel, un zazou de Mulhouse que fue recluido en Schirmeck- Vörburck (Alsacia) por ser homosexual.

dibujo satírico de los encontronazos entre zazous y miembros de la JPF

Pero la actitud beligerante de los zazous ante el totalitarismo nazi fue más allá de sus preferencias musicales. Cuando en 1942 se obligó a los ciudadanos judíos de Paris a lucir una estrella de David amarilla identificativa en su pecho, los jóvenes zazous optaron por colgarse también una con la palabra “swing” o «zazou» escrita en medio de la misma. Este tipo de acciones, junto con su “inmoral” forma de bailar, fueron consideradas como inaceptables tanto por los jerarcas nazis como por el gobierno de Vichy.

estrella de David que exhibieron los zazous

Paralelamente, otros zazous fueron arrestados por la policía y confinados en áreas rurales siendo obligados a trabajar en el campo. Se prohibieron los bailes, pasando estos a ser clandestinos. Aunque de facto estos ya se celebraban en secreto, reviviendo las “fiestas sorpresa” ilegales de los años veinte, desde que los Estados Unidos declararon el estado de guerra y el jazz y el swing fueran censurados por los nazis. Algo similar ocurrió con los films norteamericanos posteriores a 1937. También fueron clausurados los cafés del Boulevard Saint- Michel como respuesta al “mauvais sprit” (mal espíritu) de los zazous. Este cúmulo de persecuciones, arrestos y prohibiciones convirtió el estilo en un fenómeno underground. Muchos zazous evitaron las detenciones y el hostigamiento transformando su vestuario por otro menos llamativo. Así fue como el estilo fue menguando hasta desaparecer a finales de los años cuarenta.

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